Márquez celebra su victoria en Montmeló

Un monstruo viene a verme'. Con el título de la película de Bayona se puede hacer referencia a la explosión de Márquez en el mundial. Le costó dos años ganar su primera carrera, y no fue hasta Mugello, en la cuarta prueba del 2010, cuando Marc estrenó su casillero. Antes había sido tercero en Qatar y Le Mans, donde había logrado la pole. Pero el triunfo en el circuito italiano (el mismo gran premio en que Rossi se rompió la tibia y el peroné, ¿una señal del destino?) desató a una bestia. Tras ese logro, el de Cervera encadenó cuatro victorias más de manera consecutiva, en Silverstone, Assen, Montmeló y Sachsenring, circuitos en los que también partió desde la pole, y parecía imparable para lograr un título que llevaba su nombre escrito desde aquel 6 de junio en el circuito de la Toscana.

Terol y Espargaró, rivales de Márquez, se saludan en Brno

Sin embargo, las cosas no resultaron tan sencillas para el 'Pequeño Genio'. Terol y Espargaró ya se habían repartido las tres primeras carreras del mundial, y no se bajaban prácticamente del podio. Después de las cinco victorias seguidas de Marc, Nico venció de manera consecutiva en Brno e Indianápolis, y Espargaró sumó dos nuevos podios en ambas carreras, en las que Márquez sólo logró 15 puntos, para apretar la general entre los tres. A pesar de la victoria del 93 en Misano, una caída suya provocada por Krummenacher en Aragón, unida a un 1-2 de Pol y Terol, dejaban a este último al frente de la general, y al catalán en tercer lugar, detrás de Márquez, pero a menos de diez puntos del liderato. El final de campeonato se presentaba apasionante

Márquez ganó en Estoril una carrera épica y dejó el mundial visto para sentencia

Y no decepcionó. En la gira asiática, de nuevo Márquez entró en modo 'rodillo' y no dejó opción a sus rivales, ganando los tres grandes premios disputados allí (Japón, Malasia y Australia) y llegando a Portugal, la penúltima carrera, líder con 12 puntos de ventaja sobre Terol y más de 20 sobre Espargaró. En Estoril, el de Cervera logró probablemente la victoria más épica de su vida. En una carrera interrumpida por la lluvia, el líder se cayó en la vuelta de reconocimiento y tuvo que salir último. En apenas nueve vueltas, lo que duraba la nueva carrera, le dio tiempo a remontar y acabar ganándola. Espectacular. A Márquez le servía un octavo puesto en Cheste para ser campeón, y decidió no arriesgar. Cuarto, con victoria de Smith, y nuevo paso en la historia del mundial: campeón español más joven de todos los tiempos, superando así a Pedrosa, y segundo más precoz de siempre, más que Rossi incluso, sólo por detrás de Capirossi. Una bestia.